Ashton Culey, Beneficiado
I have a new lease on life...
Nacido y criado en Rapid City, Dakota del Sur, el más joven de tres niños.
Nací con atresia biliar. Desarrollé ictericia y tuve la suerte de haber tenido un médico que reconoció lo que tenía. Fui trasladado en avión para salvar mi vida a Omaha, donde se realizó el procedimiento de Kasai. A mis padres les dijeron que algún día necesitaría un trasplante de hígado.
El procedimiento me sirvió bien, al igual quel cuidado de Dr. Steven Benn. Fui a la escuela con ataques de colangitis ascendente con estadías en el hospital, pero, por lo demás, jugué duro como cualquier otro niño. ¡Hacía snowboard (deslizamiento en nieve usando tabla) como una bestia e incluso fui el portero de mi equipo de fútbol en la escuela!
Mi último año de escuela, papá tomó un trabajo en Arizona y el Dr. Benn no iba a poder atenderme después de que cumpliera 18 años.
En enero de mi último año contraje E.coli. Varias rondas de antibióticos no pudieron eliminarla por completo, ¡deteriore muy rápido!
En agosto de ese año me llevaron a la clinica Mayo en Phoenix, me pusieron en contacto con un médico; estaba demasiado enfermo para asistir a la cita. Me internaron en el hospital.
Tuvieron que colocar drenajes, la infección se acumuló en el hígado y al mes tenía dos bolsas externas que colgaban a un lado.
Para octubre me estaban sometiendo a la evaluación de trasplante y toneladas de pruebas. Todo fue aterrador.
La carta oficial llegó el miércoles anterior al Día de Acción de Gracias del 2015, y el Día de Acción de Gracias recibí la primera llamada ofreciéndome un hígado. Este no era compatible, así que alguien más se salvó ese día. Un día y medio después, otra llamada. Después de horas en el hospital, ese era demasiado grande y también se fue a otra persona.
1 de diciembre, LA llamada. Nos tomamos nuestro tiempo esperando otro –no-, cenamos y fuimos a Mayo. Sorprendentemente era compatible. El Dr. Reddy me mostró una foto de mi nuevo hígado, hermoso. Nos dijeron que era una cirugía de 6 horas, fue hecha en menos de cuatro horas.
Salí del hospital en cuatro días y en Año Nuevo me dieron de alta de la clínica.
¡Tener un donante y su familia dando tan desinteresadamente me ha dado una nueva oportunidad de vida que no planeo desperdiciar!
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