Edward Weiss, Beneficiado

I am blessed...

Yo no sabía que había contraído hepatitis C cuando consumí heroína y compartí agujas en el año de 1969. Después de que sucedió el 11 de septiembre, traté de donar sangre y me dijeron que había un problema y que tenía que ir a ver a mi médico. Las pruebas adicionales revelaron hepatitis C y fibrosis menor. Once años después, en 2012, después de que mi estómago se infló como un globo, fui al hospital donde me sacaron 13 litros de líquido. El médico me dijo casualmente que tenía “enfermedad hepática en etapa terminal”, a lo que respondí: “¿No podrían los médicos pensar en un nombre menos dramático?” De todos modos, me evaluaron en Mayo Clinic y me aceptaron en su programa de trasplante de hígado. Una noche de junio de 2013, recibí mi primera y única llamada de Mayo Clinic para venir. Me ofrecieron un “hígado Hep-C” al que Respondí un rotundo “SÍ”. El trasplante se realizó en junio de 2013 sin problemas. Cuatro días después me fui a casa y no he tenido ningún problema hepático desde ese día hace ocho años. Tres meses después del trasplante le escribí una carta a la familia donante. No esperaba una respuesta, pero la recibí. Era una hermosa carta de dos párrafos. Un párrafo escrito por la madre del donante y un párrafo escrito por su hermana. Haber recibido un hígado con hepatitis C, imaginé que mi donante era un consumidor de drogas y que él tuvo una mala vida. Vaya, comó estaba equivocado. La carta a la familia del donante describía a una persona que había luchado con las drogas durante toda su vida adulta, pero que era la persona más amable, generosa y cariñosa de su familia. Así que, ¡no saques conclusiones precipitadas! La verdad es que fui bendecido por Dios y sus ángeles que hacen el increíble equipo de trasplantes de Mayo Clinic en Phoenix, Arizona. Desde 2012, he participado en el grupo de apoyo hepático de Mayo Clinic. Al hacerlo, espero no olvidar nunca las bendiciones y el regalo de la vida que me dieron tan generosamente. Cada vez que veo la sensación de alivio en el rostro de una persona antes del trasplante que ha venido al grupo y ha sentido la energía positiva de las personas que han recibido el trasplante, estoy justificado.