Kristina Moreno Diaz, Beneficiado
La donación realmente salva vidas......
El 9 de septiembre de 2003, fui bendecida con el mayor regalo de la vida. Mi segunda oportunidad en la vida comenzó cuando Fred Quick me donó desinteresadamente su riñón. Yo era madre soltera, tenía dos hermosos hijos y había estado en diálisis durante casi cuatro años. En el momento en que recibí esa llamada, la llamada que cambió para siempre mi vida y la vida de mis hijos, sentí una abrumadora sensación de gratitud. No hay palabras para describir lo que estaba sintiendo, fue increíble. Hoy y todos los días, vivo la vida al máximo en honor a mi donante vivo, Fred Quick. La donación realmente salva vidas y mucho más. Siempre estaré agradecida.
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